Thursday, September 13, 2007

Un estanco es una librería de humo.

Entiendo que no sepas leer, pero no molestes.
Hubieron grandes intelectuales que no sabían leer;
llevaban pistolas.
Ellos trascendieron...yo no creo
Tú no creo.
Ser joven no es excusa para ser prepotente
si eres obrero.
Si no lo eres enhorabuena;
Haz lo que quieras. Quéjate por cualquier cosa
Remueve conciencias y papeleo.
Pero luego no vengas a quejarte a nosotros,
Porque somos otra cosa, nos criamos en la calle
y nuestros padres eran campesinos
Y solo nos enseñaron obediencia.
Pero también nos enseñaron que las cosas,
siempre pasan por algo, y,
aunque nunca lo creyéramos eso está dentro nuestro.
Hemos visto despidos, alcoholismo, violencia en casa.
Mierda como para escribir lo que nos pidas.
Así que no molestes; algún día iremos a por ti;
pero si no molestas te consideraremos uno más.

26-5-2007 ( revisado)

Tuesday, September 11, 2007

nenaaaaaaaaaaaa...!!

nenaaaaaaaaaa!
nenaaaaaaaaaa!
nenaaaaaaaaaa!

Dice encima de mi cabeza.
Su voz sobre mi
su cabeza en otro tiempo.

pobre abuela que vive mas de lo que puede
que si donde está mi hermana
que si donde estan mis padres

su muerte anuncia mi muerte,
cimentada en los cimientos,
que nos amparan

la campana de gracia suena
a ella le dice: "vas a morir"
a mi me dice: "morirás"

nenaaaaaaaaaaaaaa!
nenaaaaaaaaaaaaaa!
nenaaaaaaaaaaaaaa!

pobre abuela a la que solo oigo
como a los mosquitos que,
abusan de mi cuerpo

12 de septiembre ( no revisado)

Friday, August 04, 2006

Recuerdo que era una carretera con muchas curvas, en un amanecer gris y con lluvia. De esas lluvias de campo, que huelen, o que hacen oler. Estábamos todos dormidos. El coche se salió la carretera. Rompió una valla y caímos por un terraplén. La sensación era como estar en una lavadora, en centrifugado y con una turba de 500 personas golpeándola. Yo tenía cinco años así que no tenía historia que repasar mientras todo pasaba tan rápido... o tan lento, que es como se viven estas cosas. Recuerdo a mi madre llamando a mi padre mientras todo daba vueltas y me golpeaba; yo estaba solo, no notaba la presencia de nadie, solo luz, oscuridad y esa voz; ¡Víctor! ¡Víctor! ¡Víctor!. Esa voz, propietaria de las más bellas frases que nadie me había dicho nunca, me aterraba. La voz de mi madre era el terror, pero también era el reproche. Cada vez que repetía el nombre de mi padre adquiría diferentes matices; ¡Víctor! ...”Qué ha ocurrido...” ¡Víctor! “...estás bien...” ¡Víctor! “... por qué nos has hecho esto vamos a morir...” Yo sabía que no íbamos a morir, de hecho, en ningún momento pensé en ello, viví el momento muy vívidamente, por eso ahora lo recuerdo tan bien...así saludan los niños a la muerte...con indiferencia, con la indiferencia del que no ha vivido. Mi memoria es menos clara cuando el coche dejó de dar vueltas. Me recuerdo fuera del coche mirando la valla que había roto el coche, ni sangre, ni llantos ni nada. Solo esa valla y la lluvia cayendo encima nuestro, lenta y aromática.

A Didac y Nuria que también han vuelto a nacer
4/8/2006 revisado

Tuesday, April 25, 2006

Sergi
Cualquier sitio es bueno si estás bien acompañado. Si estás bien acompañado te sientes seguro; seguro de que la vida es un camino para transitar por él sin preocuparte que la gente te adelante aunque te den codazos al hacerlo. Y un camino seguro para apearte cuando te apetezca a un lado del camino, con "tu gente" ( cómo me gusta decir "Mi gente") a disfrutar de un buen picnic vital.

Estaba yo en un sitio bastante podrido, a juzgar por la mirada de los seguratas, la música que sonaba y el olor que entraba por nuestras fosas nasales; una mezcla de bebida podrida, agua de fregar podrida y colonia barata, de esa que es mejor no ponerse. Todo bien, muchas risas. Se me acercó un chico con una gran sonrisa. Su sonrisa fue tan franca que creí que era amigo de mis amigos.

-Yo también me llamo Sergi -. Le dije, es uno de mis muchos,nombres tengo muchos más.
-No me lo creo
- Que sí, que es verdad

Antes de que yo le preguntara si conocía a mis amigos estábamos hablando de conciertos de Heavy y Trash a los que habíamos ido. Me dijo que había visto Testament y Slayer en la Vall d' Hebrón. (Yo también). Y tuve que aclararle que los teloneros de los que él me hablaba, Risk y Vicious Rumors, fueron los teloneros de Death Angel y no de Testament. También discutimos y aclaramos que mi bigote y mi camisa eran años sesenta y no de los veinte como él afirmaba. Tonterías para hablar de algo y olvidarse uno que está en un sitio podrido, aunque uno esté con "su gente".

- La cocaína es peor que la heroína-. Me dijo proclamando un punto de giro en la conversación.
- Te lo digo yo-Y me enseñó su brazo amoratado justo donde este se encuentra con el antebrazo. A mi me pareció por un instante que podía ser un moratón cualquiera, como esos que te haces cuando coges algo muy pesado y anguloso. Él lo notó y me enseñó una especie de carnet de biblioteca antiguo.
-Con esto puedo tomar metadona en cualquier sitio que quiera- La verdad es que ahora me doy cuenta que iba tan borracho que me podría habría enseñado una postal de navidad y yo hubiera visto un carnet, porque no pude leer nada. Pero él estaba ahí para hacerse creer.
Yo saqué mi carnet para demostrarle que mi nombre era idéntico al suyo. No puedo explicarme como un acto tan teatral como el mío, más que teatral, sobreactuado (porque yo estaba haciendo como si no me importara para nada tener a alguien delante tan puteado por la vida) , fuera tan natural.
-He estado enganchado a muchas drogas y te puedo decir que por la cocaína hubiera hecho cualquier cosa. Te cambia el carácter. En cambio la heroína es otra cosa, te hace sentir...
Hablaba como si fuera un inmigrante hablando de su país de origen o como si me hablara de su primera novia.
Me apené por Sergi, el ex-trasher, el ex-yonqui. No tanto por lo que había tenido que pasar si no porque recordara a la heroína que le había jodido la vida con esa nostalgia tan sana. Ahora escribiendo esto también me alegro por él, por su sonrisa franca y por su seguridad para transistar el camino... aunque sea solo.

Cuando volví con mis amigos, que nos miraban, como quien mira sin pasíon una televisión sin sonido en un bar me dijeron que el tío estaba flirteando conmigo. Y vete a saber.
Yo una vez definí a mis amigos como cualquiera que quisiera estar conmigo, sin más, y aunque esta definición se me ha quedado corta aquella fue una amistad de esas. Él fue mi amigo, yo fui su amigo.
23 abril revisado

Saturday, April 08, 2006

Cada uno de nosotros, aunque viniéramos al mundo por casualidad, -si es que se puede decir eso; si es el que el mundo utiliza esa palabra- acabamos formando parte de nuestra época, o sea que nosotros mismos poco a poco o rápido vamos asimilando al mundo y él también nos asimila. A nosotros se nos recordará como a los que nada cambiaron, nada sufrieron, todo lo consumieron y todo lo probaron. A nuestros abuelos se les recuerda, o yo les recuerdo, como los que todo lo cambiaron, todo lo sufrieron, nada consumieron y nada probaron. Una vez leí en un libro que a nuestros abuelos les pareceríamos auténticos estúpidos gastando todo el dinero que gastamos; ellos hacían todo lo contrario, acumulaban. Coge la palabra "mundo" y cambiala por "economía". Como antes dije el mundo nos asimila y nosotros le asimilamos. Su economía era otra otra, era un capitalismo pimigenio, era el capitalismo donde los obreros producían. Hoy en día os obreros producimos y luego consumimos esos miles de productos que hemos producido. Simple, ¿no?.
Siento esta batalla dialéctica que me he marcado con la hoja en blanco porque simplemente con decir "cada una pertenece a su tiempo" podría haber aprovechado para otro día escribir sobre ésto, sobre como ha cambiado el capitalismo, y cómo sin querer la lucha de clases también ha llevado al obrero a participar más del mercado sin quererlo.
Bueno iré al grano, y engrasaré mi cabeza para entrar al trapo.
¡Mi Abuelo representa la historia de este país! Jamás títulos fueron tan sugerentes y prólogos tan enfrascados.
Ayer me vino a la cabeza una escena que se repetía todos los viernes de verano; al salir del cole, mi madre y mi abuelo me esperaban en nuestro 4L -cuatro latas, que todo el mundo decía- y cruzábamos la ciudad a velocidad maternal hasta llegar "a la montaña". Por lo que tardábamos, seguramente era una pineda de extraradio, que servía de picadero y vertedero a la vez. La verdad es que a mi me parecía el sitio más maravilloso dónde se podía estar , con las personas a las que más quería. Cómo me gustaba el bocata de salchichas que me preparaba mi mamá "con todo el amor del mundo". Pero lo mejor de lo mejor, era "la pelea de cañas" que sosteníamos mi abelo y yo. Consistía en coger unas cañas de un cañizal que había por allí, arrancarlas y pelarlas con la navaja de mi abuelo- ¡Oh! La navaja de mi abuelo- y darse cañazos el uno al otro. Yo me transformaba en un caballero medieval al menos de sentimiento y actitud, y mi abuelo era un digno rival, audaz, con técnica y que jamás se cansaba. Para un niño, una de las mayores aptitudes que pueden tener sus mayores es que no se cansen.
Ayer pensaba en mi abuelo, en todo lo que sé de él, en todo lo que no sé y por todo por lo que hubo de pasar.
Mi abuelo, no era mi abuelo, esa es la verdad, era el abuelo de mi hermana, pero el amor es la más grande de las familias.
Mi abuelo se llamaba Benigno, y así era su ser, para qué darle más vueltas, uno de esos nombres antiguos que hoy hacen un poco de risa pero que igual tienen una magia que ya se ha perdido. Yo me llamo Sergio y quiere decir "guardián"(¡!). Por dios, guardián de qué, vaya nombre estúpido y vaya nombre más de mi época.
Nació en una aldea galega que no recuerdo de nombre y en la que jamás he estado pero que forma parte de mi geografía mental; como hawai o california, por decir algún sitio inaccesible y presente. Su mujer se llamaba Hermitas, este sí que hace risa, que me perdone la yaya Hermitas allí dónde esté. Por lo que consigo hilar en el telar de mi mente, mi abuelo tenía que ser de derechas, no creo que fascista aunque sí un simpatizante cristiano de la C.E.D.A. Quién sabe, igual lloró cuando mataron a Calvo Sotelo. Quién sabe cuántas veces más tendría que llorar. Quién sabe ya nada, mi abuelo es una placa en un cementerio y un trofeo preciado en mi mente.
Digo ésto porque me explicó que estuvieron a punto de fusilarlo porque llevaba un cinturón cuya hebilla era una cruz, así que él decidió marcharse a Cuba. Y así lo hizo. Antes la gente pensaba las cosas y las hacía, reflexionar es un verbo que inventamos más tarde. Si no había dinero la decisión ya estaba tomada. Así que este hombre se mete de polizón en un barco y se cruza el Atlántico. Que fácil. Que rápido de escribir. Ignoro que hizo o dejó de hacer allá. Solo tengo el recuerdo de un relato sobre el prostíbulo en Santiago de Cuba y lo mal que olían las negras. Nunca he estado en un prostíbulo y las negras huelen a gloria. Por lo que he de suponer que era un prejuicio de un cristiano derechista.
Llega la revolución cubana, y los barbudos "invitan" a todos los extrangeros a abandonar la isla, y cómo no Benigno se vuelve a marchar como polizón. Que fácil, que rápido de escribir.
Mi abuelo era muy espontáneo, por razones que nunca he llegado a entender de vez en cuándo me decía. "mira que güevos más grandes tengo" . Mientras decía eso se bajaba sus pantalones, enseñaba su viejo sexo sin vello y se apretaba un testículo. Aquella era visión como de otro mundo. Yo, que me solo había visto los genitales pequeños de mis amiguitos, veía aquellos testículos enormes como si fueran pelotas de tenis encarnadas, como si aquello fuera algo irrepetible que nunca más existiría. No pensaba en que yo también las llegaría a tener; no sabía que la fuerza de la gravedad también actúa en los hombres y que los testículos de los hombres mayores son el resultado de esta lucha.
Mi abuelo tenía bastante dinero, todo y que era portero. Trabajó de portero hasta que se jubiló. Cómo recuerdo las tardes de domingo en la portería abarrotada de papeles de diario, escuchando El carrusel deportivo. Ignoro si a mi abuelo le interesaba el fútbol, pero había algo que sí le interesaba !Las quinielas¡ Mi abuelo hizo un pleno al quince. Posiblemente era el portero más rico de Barcelona. Pero jamás pensó en dejar su trabajo !Cómo me gusta la gente que ama su trabajo! Recuerdo aún como íbamos los dos de casa en casa pidiendo la basura de los vecinos para después ir a tirarla. Para mí aquello era grande. Una de las cosas que más aprecian los niños es hacer las cosas que hacen los mayores, y aún más, hacer cosas que sirven a los mayores. Entrar de tu a tu, no como niños.
También se dedicaba a trabajar en casa de mis padres incansablemente. Era como el señor de mantenimiento. Lo mejor era las herramientas que utilizaba. Estaban completamente desfasadas aunque a mi me parecían de última tecnología. Recuerdo especialmente "la barrina"; hija del taladro y hermana muy perqueña del taladro autónomo. Que pena me dan esas herramientas a las que para nadie sirven y a las nadie nunca más tratará con el respeto que merecen.
Qué pena me dio mi abuelo cuando su cerebro, que yo también creía de última tecnologia, estaba desfasado, como sus herramientas. También descubrí que aunque el amor es la más grande de las familias, yo ya no pertencía a ella, a su familia. A ella pertenecían sus hijos, sus nietos, a los que yo jamás había visto y solo había oído nombrar, y yo no cabía. Nadie sabía realmente quién era yo. Para mi abuelo podía ser el vecino, o un primo del pueblo, y para los demás también. Todo el mundo preguntaba quien era yo, y el único que lo podía decir era él y él tenía su cabeza en los prostíbulos, en los pelotones de fusilamiento, en los malos olores y en los plenos al quince.
Me sentía como un culpable que solo puede ser salvado por un ciego que no ha visto nada.
Cuando mi abuelo murió no me sentí digno de ir a su funeral. Sentí pena por mí, - quizá fue la primera vez que sintiera pena por mí- como la pena que siento por sus herramientas roídas y sucias que yacen en la terraza de mis padres. Aunque a decir verdad, si de algo me siento digno, es de todo el amor que sentí por él.
Sin revisar serch; 1 abril.

Monday, March 20, 2006

Reflexiones desde un patio interior
Lo mejor de vivir en un bajos con patio interior es que no hace falta que uno compre pinzas para tender la ropa, es más no solo eso sino que uno asiste en primera persona en cuanto a lo referido a la evolución del diseño de tan mítico artilugio complementario. Me refiero a que cada día caen en mi patio de media dos pinzas diarias, en los días con viento pues más, obviamente. Todos esos objetitos son de su padre y de su madre; de madera, de aluminio, de plástico... con todos los colores que brinda la carta de colores de diseñadores de pinzas nacionales y chinos. Todos los días caen en mi terrazita como semillas esperando a ser polinizadas. Todos los días como un buen labriego que sabe que su sustento es el cielo recojo los frutos del día anterior. Si uno estudiara un objeto en concreto asistiría ciertamente a la evolución en la mentalidad de los seres que la crean, y no me refiero a los diseñadores sino a los humanos. Siempre que miro un objeto y creedme, yo trabajo con objetos, lo primero que pienso es si su forma se adecua a su función, es una pequeña obsesión de esas que jamás explicamos de tontas que son.
Lo peor de vivir aquí es que no todo lo que cae se aprovecha, es más casi nada sirve y además la mitad de cosas suelen dar asco. Colillas, colillas encendidas, paquetes de tabaco arrugados o no, bragas y calzoncillos, que jamás nadie viene a recoger por pudor, calcetines y otras piezas de ropa que normalmente sí que se recogen porque no hay pudor posible, preservativos, usados por cierto, compresas , por desgracia también usadas, polvo, de barridas indiscriminadas cara la galería (nunca mejor dicho), cartones de leche, juguetes, incluso una vez desde el piso de mi novia se me cayó una pelota de golf a la galería, esto último me supo fatal porque sufriendo todo el despotismo de la "gente de arriba" era yo el menos indicado para tal fechoría.
En conclusión; la gente de arriba jode a la de abajo aunque a veces les dejen las migajas. Espero que cuando muera y vaya al cielo tenga un ático o algo así, por aquello que dicen que los últimos serán los primeros.

Thursday, March 16, 2006

Nino/s

Nino era más o menos normal. Al menos lo era en la superficie física y moral, porque en el interior yo jamás conseguí conseguí entrar. Ahora que lo pienso igual jamás hablé con él. Pero era un chico tan excéntrico que se hizo muy popular. Creo que jamás hablaba demasiado, pero sus hazañas y su frases hechas le precedían como un actor que está desbordado por su personaje. Recuerdo un día en que en un concierto, él cantaba, algo raro pasó y un tablón le golpeó la cara y siguió cantando con la cara ensangrentada al estilo G.G. durante todo el concierto. No era mala leche, ni provocación era simplemente él. También me explicaron que un día después de un concierto se fue caminando a su casa como a 5 km sin bambas porque las había perdido. Era algo causal, pero eso envuelve al hombre de halo de algo. De "mitiquismo" que diría yo.
Creo que no se ha llegado a demostrar que las enfermedades mentales se puedan heredar geneticamente, supongo que unos dirían que si y otros que no, a saber; aún siguen buscando genes de la agresividad y del alcoholismo y que yo crea tampoco los han encontrado. Nino, para pagarse los estudios y la vida tuvo que donar esperma, creo que hacía otras cosas en cuanto a ganar dinero semifácil se refiere. Nino tuvo un día un brote esquizofrénico, robó una furgoneta por allá por alemania, se estrelló y se murió. Nino no podía acabar sus días como un loco normal, en un psiquiátrico recibiendo más o menos visitas o enbarrancado con alguna estupidez obsesiva de loco; tenía que acabar de manera rara, como vivió.
Creo que no se ha llegado a demostrar que las enfermedades mentales se puedan heredar genéticamente. Aunque también es cierto que las gentes que las padecen suelen ser jóvenes y acaban siendo juguetes de otras gentes antes de tener ninguna descendencia, acaban por aquí o por allá pero solos. Yo por si acaso, cuando voy por la calle miro a los niños y a las niñas por si veo algún Nino o alguna Nina, por si descubro algo de sus actudes, su espíritu o lo que sea que tenemos las personas. Por supuesto ni encuentro nada, ni sé analizar, ni me creo a la ciencia cuando tiene prisa para que todo le cuadre.